Diario de una filóloga arrepentida

jueves, marzo 30, 2006

Rodeadas. Sitiadas. Tres encantadoras filólogas solas ante el peligro.

Es muy duro escoger un lugar estratégico para comer TRANQUILAS en la cafetería de la facultad. Alba y yo oteamos en el horizonte de las mesas y al final nos sentamos en una pequeñaja, poniendo un poco de distancia con una mesa gigantesca de estudiantes de Historia. Desgraciadamente, no calculamos el nivel de decibelios al que podrían llegar ni tampoco que la mesa al otro lado de la nuestra se convertiría en otro gigantesco lugar de charla entre futuros historiadores.
Al final, llegó Merce y empezamos las tres a hablar de chorradas varias: que si Alba ya está estudiando (aplicada ella) vocabulario para el exámen de inglés, que cuándo saldrá la Erasmus, que si en este campus no hay guapos, que por qué la Coca-Cola de la máquina de la cafetería es tan cara si no tiene ni gas, etc, etc. No sé, cosas que salen a colación cuando uno está comiendo relajadamente.
Pasa la camarera a limpiar nuestra mesa (debía querer que nos piráramos ya). Se hace un silencio y escucho, a mi izquierda: “Porque el País Valenciá en el nuevo estatuto…” Seguimos con nuestra conversación y, de repente, se vuelve a hacer un silencio. “Porque pase lo que pase, tenemos asegurada la mayoría absoluta” (esta vez, a mi derecha). Al tercer silencio lo siguió un “cuando se vote el nuevo estatuto de la nación asturiana…”, otra vez a mi izquierda. Tenía a Alba justo delante y fue de esos momentos que con la mirada lo dice uno todo. -¿¿¿Están hablando de la Constitución a la hora de comer??? -Si,si, no son imaginaciones tuyas.
Y, con las mismas, nos levantamos, dejando al chaval de la gorra (no se la quita nunca, oye, yo creo que ni para dormir. ¿Mi opinión sobre el tema? Se está quedando calvo. Fijo) dar su mítin sobre la Constitución y a los chicos de la otra mesa planear cómo iban a ganar las elecciones de Representantes de Alumnos por Geografía e Historia y, algún día, gobernar el mundo.
Minutos antes de irse ellas a la biblioteca y yo a clase de literatura, les confesé mi nuevo gran miedo: “Os imagináis que nos dan el Erasmus… ¿y aparecemos en un campus como éste, pero en guiris?” Con sólo pensarlo, a las tres nos recorrió la espalda un escalofrío. Angustia existencial.
PD1: Síiiiii, sí, sííiiiiiiiiiiiiiiii. Mi clamor contra el gato por liebre en el asunto centollo/ñocla del anuncio de Fanta ha llegado a las altas esferas. Hoy pone el Qué! que la empresa ha tenido que pedir perdón por el fallo. Vale, fue el ayuntamiento de un pueblo gallego el que se llevó el mérito. Pero me siento una triunfadora de las causas perdidas de todas formas. Jeje.
DP2: Hoy, puede ser la desesperación, puede ser que me haya dado el sol en la cabeza, pero juraría que he visto un guapo en la cafetería. Sentado en la mesa de al lado, para más inri. En la de los de la Constitución no, en la de los conspiradores para ganar las elecciones dichosas a representantes de estudiantes. Nos encontramos ante un hecho histórico.
PD3: ¡Ja! Me han ofrecido escribir en una revista que van a volver a editar en la facultad. Diría que es por mis cualidades para la escritura, pero en realidad la chica que me ha preguntado si me interesaba nunca ha leído nada mío, así que mi ego no se emociona. Mañana le preguntaré otra vez sobre el tema. Veremos…
Posted by la_filologa :: 11:47 p. m. :: 3 Comments:

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