Diario de una filóloga arrepentida

miércoles, agosto 15, 2007

De personajes para futuros cotilleos

Sé que una vez más actualizo tarde, pero no debéis quejaros, pequeños, vengo dispuesta a contar cotilleos del trabajo, que sé que la tercera cosa que más gusta a mi audiencia por detrás de mis ridículos y el sexo es un buen marujeo. Bien, voy a empezar por presentaros a los personajes principales de mi vida laboral para que nos entendamos en posteriores momentos-culebrón.

- El jefe cachondote. Como su propio nombre indica, bien, sí, está buenorro. Yo creo (aunque soy desastrosa con las edades) que andará por los treintaymuypocos y, a falta de documento gráfico por el momento, os cuento que tiene los ojos igualitos, igualitos que los de Leonardo Dicaprio. El resto de la cara no, a Dios gracias. La clientela femenina sube con claridad cuando es él quien se pone tras la barra y no tiene ni papa de español, aunque tiene tan logrados su "Hola" y su "Buenos días" que no se le nota nada de acento y se mete en grandes líos cuando al soltarlo sólo en plan educado, los proveedores se creen que sabe español y empiezan a contarle su vida y milagros en la lengua de Cervantes mientras él pone cara como de miedo y piensa en qué parte de la conversación meter aquello de "Nou sé españoul".
- La porculera. Siguiendo en mi línea, una vez más he vuelto a encontrarme con la flor y nata del género femenino andaluz. Personalmente creo que soy gafe y las atraigo. Tiene un carácter seco y rancio, con la excepción de cuando tiene que tratar con alguien que está por encima de ella jerárquicamente o cuando simplemente se levanta con pie derecho y decide que ese día mereces ser saludada con un buenos días. Es el elemento cohesivo entre gran parte del personal: el odio hacia ella une al resto.
- El chino cudeiro. En realidad no es chino, sino de otro país oriental y, obviamente, no, no se apellida Cudeiro. Es otro de los cocineros. Muy majo y experto en remedios contra la resaca, siempre hace postres ricos y dice que no me preocupe porque, no, yo no soy la peor camarera de la historia.
- El Punkycocinero. Manda casi tanto como el jefe cachondote, excepto en tema de papeleos. Habla varios idiomas, siempre nos pone buena cara aunque la caguemos y tiene una santa paciencia que para mí quisiera. A pesar de la música punk en francés que suena a todas horas en la cocina y de esos brazos llenitos, llenitos de tatuajes, ha hecho amistades con una señora de la limpieza de cierta edad ya, con la que comparte recetas. Si se queda mucho tiempo aquí, ese hombre acabará mutando en una madre asturiana: ya domina la fabada, el pastel de cabracho y los chorizos a la sidra. Tanto él como su novia, que es española (la llamaremos Alonsina por su parecido con cierta cantante de cierto grupo asturiano casada con cierto piloto de formula 1 también asturiano) son personas maravillosas y encantadoras, que probablemente algún día se casen y tengan hijos maravillosos y encantadores.
- Pin y Pon. Son las chicas de la limpieza por las mañanas, pero ellas se lo pasan pipa. Majas y siempre dispuestas a aparecer a la hora del descanso con marujeos del tipo: "Pero, ¿has visto qué bueno, buenisísimo está fulanitoeldesonido?". Suelo hacer chanchullos a la hora de cobrarles, siempre con la sanísima intención de ajustar el desfase precios canadienses-economía asturiana.
- La segurata. Habían sido amigas durante la infancia y en este trabajo veraniego, se reencontró con Pin. Fue tan emocionante como un reencuentro en el Diario de Patricia, pero sin cámaras. Se la tiene jurada a muerte a la porculera desde aquella vez que fue a buscar un trozo de pan a la cocina y la otra le hizo pesarlo y pagarlo, con lo cual un trozo de nada le salió por... 80 céntimos. Sus plantes de venganza aún no han cuajado, pero cuenta en sus filas con el resto de seguratas,Pin, Pon y conmigo, para proporcionarle información privilegiada desde dentro. Cada vez que vuelve a empezar turno de mañana me pone al día de novedades acaecidas que pueda haberme perdido.
- El francesito. Tiene el mismo status en cocina que la porculera (osea, pinche) y desde antes que ella, pero no por ello va de listo por el mundo. Él, que es muy alternativo, se ha plantado en Gijón con una autocaravana para vivir y enseguida ha empezado a hacer amigos. La noche y la sidra a veces lo confunden, pero siempre está de buenas y con quien hace mejores migas es con el Punkycocinero. Con el español que lleva aprendiendo desde hace pocos meses se ha apañado para congeniar con Pin y Pon, que le hacen mucha gracia, siempre tan alegres, y para ser el ojito derecho de la segurata. Aparte de su buen carácter, influye la tensión patente entre el chico y la porculera.
En el próximo post... empieza el culebrón.

Posted by la_filologa :: 8:47 p. m. :: 16 Comments:

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