Diario de una filóloga arrepentida

jueves, marzo 09, 2006

¿¿Raro?? ¡Tú no sabes lo que significa raro!

En los últimos cuatro años he estado realizando una doble titulación: Filología Inglesa y Psicología, sólo que una de ellas no se me reconoce. Toda una injusticia, ya que dudo que haya mejores prácticas en la facultad de Psicología que lo que llega a escuchar una en varios años en el bus universitario. Hoy, por ejemplo, a la ida llevaba sentado detrás a un emoticono del messenger. Sí, hombre, si salisteis por Gijón de Antroxu (léase Carnaval en otros sitios), seguro que los vísteis: eran tal que 15 o 20 amiguetes disfrazados de los famosos muñequitos del messenger. Esos que ponían a la espalda “iniciando sesión”. Los mismos. El caso es que el chico iba explicándole a una amiga a la que parecía que llevaba tiempo sin ver el “making off” de los disfraces, hasta que cambiaron de tema hacia las clases, los exámenes, etc. Entonces, el ya mencionado emoticono, soltó: “Es que en la facultad hay mucha gente rara”. Me entraron ganas de dar media vuelta y decirle: “¿Gente rara? ¿Rara? Tú estudias ciencias, porque me estás voceando innecesariamente al oído tus exámenes tipo test de biología, así que no hay duda de que estás en la “zona científica”, y osas decir que en tu facultad hay gente rara? ¡Tú no sabes lo que significa raro!”
Puede que en vuestras facultades haya frikis, pijos, empollones, heavies, lo que queráis. Pero raros, lo que se dice raros, no los verán vuestros ojos hasta que os metáis en un campus de humanidades. El concepto raro llega en estos ambientes a unos extremos a los que sois incapaces siquiera de abstraeros para imaginar. Cuando uno estudia Humanidades, cada cierto tiempo se le oye una de las siguientes frases:
a)Ésto sólo pasa aquí.
b)Ésto es lo típico que le cuentas a tus amigos y no se lo creen.
Desde que una profesora (transtornada, porque están todos transtornados los pobres) se ponga a repartir bombones en clase porque es su cumpleaños hasta estar comiendo en la cafetería y que en la mesa de al lado empiecen a tocar la gaita. Dos gaitas, concretamente. Desde salir de clase y en tu camino a la biblioteca encontrarte a uno haciendo Capoeira en medio del campus hasta asistir involuntariamente a una de las conversaciones profundas entre estudiantes de historia en la cola de la cafetería. Que les ves la cara y esa conversación tan ligera a las 9 de la mañana y te apetece señalar a uno con el dedo y gritarle: “¡Vas a morir virgen!”. De hecho, puede que lo haga alguna vez antes de acabar la carrera. Mira, alguien debería decírselo para que se vayan haciendo a la idea y yo necesito soltarlo ya. El caso es que, una vez comentado con alguna compañera, resulta que la gente que conocemos en Historia es normal. ¿De dónde salen entonces los frikis que nos encontramos en la fotocopiadora y dan tanta grima? Nunca lo sabremos. Es una asignatura pendiente, como superar mi miedo a los estudiantes de Filosofía. Me intimidan, tío.
En fin, todo tiene su parte buena y, al menos, en mi campus nunca te aburres y, por mucho que toda tu vida hayas sido la rara de tu grupo de amigos o de tu barrio, allí ¡eres de lo más normal!
Posted by la_filologa :: 12:46 p. m. :: 3 Comments:

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