Diario de una filóloga arrepentida

lunes, abril 17, 2006

Sábado, sabadete: minifalda y partido-paquete

Que la tecnología está en mi contra es algo que ya constaté hace mucho tiempo, pero nunca pensé que se ensañaría con este blog… Pero cumpliendo algún corolario en una remota ley de Murphy, en blogswith.us se ha roto algo aún por definir que hace que sea imposible dejar comentarios por aquí. Y la página principal está atascada, así que te lleva una y otra vez al mismo lado, sin opción de protestar o preguntar a los administradores ni encontrar información sobre el problema. Con la ilusión que me entra cada vez que encuentro un nuevo comentario a mis posts… Vamos, que con este problema del servidor me siento como Luis Moya en aquel fatídico día, ahi: “Trata de arrancarlo, por Dios. ¡¡¡TRATA DE ARRANCARLO!!!”. Pero nada. Que no va. Al menos de momento. O se arregla pronto, o yo me hago un libro de visitas para que me comenteis ahí.
El sábado quedé con las dos Albas a las 5 para irnos a tomar una caña juntas antes de entrar al Molinón (sí, señores, en el caso del Sporting, el alcohol SÍ es la solución) y allí me junté también con Fany, que está estudiando este curso en Inglaterra. Entre anécdotas varias, me desveló el secreto del estilo inglés en el vestir: llevar la falda tan corta que enseñes el culo. A la salida del fútbol, no pudimos sino notar que el estilo inglés está siendo acogido con ansia por las adolescentes asturianas. Las otras dos filólogas en cuestión se rajaron, amuermadas por el gran expectáculo deportivo que acababamos de presenciar; pero Fany y yo nos fuimos a tomar algo en plena zona de marcha, aún en vaqueros y con camiseta y bufanda del Sporting, respectivamente. Supermajo el camarero y los adolescentes alcoholizados ya a esas horas, nos preguntaron que tal habíamos quedado. “A doses”, “Que mierda”, “No, no, que íbamos perdiendo”- apuntamos raudas y veloces. “Bueno, pues bien entonces”. Pues bien. Cosas peores se han visto, sí. Después de ponernos al día de anécdotas varias durante estos meses sin vernos, decidimos que ella tenía que salir por Xixón esa noche sí o sí. Nos despedimos y, horas después, tras un infinito esfuerzo por coordinarnos, vivimos un deja-vu
-”Mierda, me pasé la salida”
-”Fany, yo esto ya lo viví”.
-”¿Eh?”
-”Sí, sí, el día de la cena con Pablín. Que nos metimos por aquí, tuvimos que ir hasta el Oasis para dar media vuelta y cuando llegamos al restaurante era tardísimo y estaban todos esperándonos a la puerta misma. ¿No nos recuerdas entrando con la cabeza gacha y murmurando excusas baratas?”- indiqué yo, dejando constancia de que no aprendemos nunca de nuestros errores.
Al final sí pudimos aparcar debidamente (eso sí, otra vez enfrente del puticlub, parece que estamos abonadas a ese sitio) y nos dirigimos al sitio donde habíamos quedado con mis amigos. Llegaron incluso después que nosotras y bastante perjudicados. A Fany y a mí ya nos había dado tiempo a desarrollar varias coreografías para entonces. En una oferta inmejorable, por 4 euros con 20 tuvimos dos copas y expectáculo: vasos volando, gente dándose de ostias contra la barra y nosotras cotilleando. Lo mejor: el amigo del golpeado que, en cuanto vió que la cosa se liaba, salió corriendo como alma que lleva el diablo hacia la calle. Luego, tuvo el morro de volver para descojone de todo el bar en general y nuestro, en particular.
Nada más llegar a la ruta y, sin darnos tiempo a haber entrado en un solo bar, nos encontramos a Alba y nos paramos a hablar con ella. Cuando pretendimos re-localizar a mis amigos, habían desaparecido en masa sin dejar señales. Intenté llamarlos, pero pronto los dimos por perdidos. Eso sí, a Alba volvimos a encontrarnosla dos bares después y nos quedamos con ella y sus amigas un rato más.
“¿Y la minifalda?”, os preguntaréis vosotros. Pues éxito, sí, pero limitado. Vamos, que mucho vocearnos por la calle (Fany se unió a mi experimento), pero nadie nos invitó a nada. Queda para la anécdota la frase que nos soltaron más allá de las 5 de la mañana, cuando ya íbamos camino de casa: “¿No hace mucho frío para esas piernas?”. “Mira, sí. Esa va a ser mi próxima excusa cuando no quiera salir un día con mis amigas. Les diré que me gustaría pero, claro, demasiado frío para mis piernas.”
Posted by la_filologa :: 12:05 p. m. :: 0 Comments:

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