Diario de una filóloga arrepentida

jueves, abril 20, 2006

Enamoramientos absurdos II: el riojano-vasco y el chico sin tregua

Ante la clara evidencia de que fue mi post con más éxito y se me quedaron muchas cosas en el tintero, inicio mi propia saga cual Johana Lindsey (pero una saga de posts, nada de novelas, que cansan mucho.) A lo mejor es repetitivo o pesado, pero en tal caso, que al menos los cuatro gatos que leen mi blog pongan un comentario para decirmelo, ¡¡¡que está ésto más pobre!!! Además, todo es saber aprovechar un tema. Ya ves tú a los de La jungla de cristal, con mucha menos chicha en el argumento y les ha dado para un porrón de películas. Sin más dilación, pasemos a dos ejemplos más de mis momentos platónico-esquizofrénicos.
El riojano-vasco entra dentro de la categoría chico-souvenir. Igual en tu ciudad pasarías de largo cuando lo vieses, pero salir de tus fronteras y entrarte una necesidad compulsiva por un autóctono, es todo uno. Y no hace falta irte de vacaciones a Cancún, ya con salir de tu provincia, puntúa. Estaba yo en Logroño mirando las musarañas en la puerta de un bar (siempre en medio del tránsito, luego me quejo de que me pisan) y algo me impulsó a mirar a mi izquierda (¿sería el destino?). Entonces me miró, le miré y empezó a sonar AMOOOOOR, AMORRRRR, AMORRRRRRRR, NACIÓ DE TÍ, NACIÓ DE MÍIIIIIIIII, DE LA ESPERAAAANZAAAAAAAA. Bueno, vale. Sólo la oía yo, pero la culpa era suya. Si hubiese puesto un poco de interés y esfuerzo, él también habría escuchado en su mente la banda sonora de canciones horteras al más puro estilo Ally McBeal. Luis Miguel abandonó mi cerebro tras desgañitarse con las únicas tres frases que me sé de toda la letra. La gente salió y entró, así que lo perdí de vista. Hice un drama mental: “Carlos Alfredo Josué, ¿por qué me has abandonado, si eres el amolll de mi vida?”. Luego me lo encontré en la discoteca y llegó la desgracia. Lo peor que podía pasar. Tenía novia. Otro amor platónico a la basura. Una penita. Pero la vida sigue. Y yo sigo… preguntándole a Judith si sigue con la pava esa (porque ¡ja! una tiene sus contactos en Logroño.) Total, no sé ni cómo se llama, porque se nos murió el amor antes de usarlo (había una frase que era algo así, ¿no?). Ni cuantos años tiene ni nada. Y dirás tú, ávido lector, ¿y cómo carajo sabes que el susodicho riojano es de ascendencia vasca? Elemental, querido amigo. Lo detectó mi radar de vascos ya en el primer microsegundo que lo ví. Radar de vascos guapos, ¿eh? es lo que tengo yo. Dicen que todo el mundo tiene talento para algo en la vida. Pues el mío es ese. Otro día dedicaré un capítulo aparte a la fijación con el euskal-matxo (y se la dedicaré a Judit.)
Pero pasemos al segundo ejemplo del día, pero no por ello menos importante: el chico sin tregua, aka Dani Mateo. Esta vez tenemos a un representante del grupo “amores catódicos”: esos que hacen que una se pegue a la caja tonta siempre el mismo día a la misma hora, llueva, truene, nieve o se le caiga el techo encima. En mis primeros e inocentes manejos de la tele por cable, dí con un programa de entrevistas y humor que siempre se me hacía cortísimo. Y sin anuncios apenas. Total, que a lo tonto a lo tonto, no hay día que no vea por lo menos un poco. Ahí está ese chaval de 26 años que parece mayor, con una voz preciosa, que se ríe de verdad (no como gente tipo Navarro) en plena entrevista porque el invitado le cuenta algo que no se espera (no como las entrevistas… ejem… expontáneas de Fuentes) y que cuando lo sorprenden levanta la ceja con un estilo que riéte tú de Carlos Sobera. ¿cómo no se va a enamorar catódicamente una de un hombre que es capaz de hacer humor y reírse de sí mismo y de todo lo de su alrededor, de tener siempre una frase que puede quitarles importancia a los problemas? Mira que seríamos todos más felices si tuviesemos alguien así cerca de vez en cuando, ¿eh? Que bastantes problemas hay en el mundo como para hacer un drama de algo cuando podemos reírnos de ello. Y así me dura todavía el amor catódico (creo que este es más duradero que los otros enamoramientos absurdos, aunque sea por falta de contacto con el susodicho). Dani taza en mano, Dani descojonandose ante la última teoría artística de Don Mauro, Dani con su mirada de “Ignatius, me das miedo, pero mogollón“, Dani monologuista y Dani haciendo sorna del mítico jersey de Martín Piñol. Enamorada. Pero lo llevo en secreto, shh!. Aunque sospecho lo que dirían mis amigas si lo supieran: “Es muy… de tu estilo” Pues sí.


Posted by la_filologa :: 1:07 p. m. :: 2 Comments:

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