Diario de una filóloga arrepentida
lunes, noviembre 27, 2006
Sobrehormonada y peligrosa
Esa misma frase que figura en el título del post debería ponerse en forma de cartel en la puerta de mi pequeña, pequeña habitación. No sé, en plan "CUIDADO CON EL PERRO", para que si alguien sufre las consecuencias, no pueda decir que no estaba correctamente señalizado.
(Si eres chica, sáltate este párrafo. Ya conoces la información.)Queridos congéneres del género masculino: en plan dato útil e interesante, me gustaría informaros sobre ciertos aspectos de ese tema femenino que os asquea a la par que os intriga: la menstruación. ¡Ojo! No pienso ser escatológica hablando del asunto en sí, sino de los daños colaterales. Empecemos por romper el mito publicitario sobre "esos días": no nos sentimos felices de ser mujer, no ardemos en deseos de bailar en faldita y mini-tanga una música interpretada por dibujos animados cabezones y, siento destrozaros la ilusión, pero ponernos un tampón con aroma floral NO cambia el ecosistema en el que vivimos. Como todos sabemos, estamos hablando de un proceso biológico en el que las hormonas toman parte. Las dichosas hormonas, bichos molestos y con mala leche como todos comprobamos en la práctica durante nuestra adolescencia, se dedican cada mes a hacer un macro-festival los días previos a la llegada de la consabida put... digo... señora de rojo. Y es ese festival el que se conoce como SPM (¿a que suena a SFDK? Pues no, se trata del no menos carismático Síndrome Pre-Menstrual).
(¿Ya estamos todos otra vez? Bien, ahora todos juntos: ¡¡ESE PE EME!! ¡¡ESE PE EME!!)El caso es que el amigo SPM puede llevar a cabo su festival en dos versiones (combinables o no entre sí según el caso): la versión Estampida y la versión Dragon Khan.
La versión Estampida: estás emocionalmente en una montaña rusa en la que sólo subes a lo más alto para bajar con cara de susto, horror y velocidad por una cuesta cuyo material de construcción te inspira pero que muy poquita confianza. ¿La solución? Regodearte en tu desgracia.
-Regodeo A: comer chocolate y, ya mientras estás masticando, ser consciente de que ese atracón bien, bien, no te va a sentar. Cuando dos horas más tarde te duela la tripa, aprovecharás a re-regodearte en tu falta de voluntad y en la mala leche de los fabricantes de chocolate, que lo hacen demasiado bueno.
-Regodeo B: Ir al baño a lavarte la cara pacíficamente sin mayores intenciones y acabar haciendo una tésis sobre la exageración de defectos, en plan: ¿pero yo desde cuando estoy engordando de esta maneeeeeeraaaaaa?, ¡¡¡estoy llena de granos!!! o ¡¡nunca me había fijado en lo desproporcionada que es mi nariz!! DIOS MIOOOOOOOO, ¿¿¿harán rinoplastias de un día para otro si vas por urgencias???. La solución a todos los males, irónicamente para cuando veas el problema en el peso o los granos, es lanzarte al Regodeo A y ahí vuelta a empezar.
- Regodeo C: Te alquilas una película de la que previamente has leído/te han contado que es un dramón. Como ya vas predispuesta, te coges tu paquete de clinex, te pones un chandal o pijama, te haces una coleta de mala manera y te concentras con toda tu alma en la película para estar tan metida en el argumento y la piel de los protas que, a la mínima que se rompan una uña, eches la primera lágrima. El tema es que tú ya estás con un clinex en la mano desde casi el principio, ahí deseandolo. Para satisfacción tuya, empiezan a ocurrir desgracias y te pasas los últimos 20 minutos de la peli llorando cual magdalena. No contenta con ello, tu esfuerzo por meterte en la piel de los personajes ha dado tanto fruto que cuando acaba, te pones a llorar más al imaginar lo horrible que te sentirías si lo de la peli te pasara a tí en la vida real. Da completamente igual la escasez de posibilidades de que tú alguna vez seas un vaquero gay de los años 60 que se ve obligado a renunciar al amor de su vida por guardar las apariencias sociales. Tú te lo imaginas en tí misma y punto.
La
Versión Dragon Khan implica que tus hormonas están en tal estado de sobreexcitación para arriba, para abajo y haciendo giros de 360 grados que no te da tiempo a canalizar, intentar relajar ni nada por el estilo. Desgraciadamente, las hormonas toman el mando de la nave por completo y sólo te queda intentar racionalizar tus propias reacciones y el auto-control antes de cometer alguna barbaridad. Una sabe que su SPM (una vez más, todos juntos: ¡¡ESE PE EME!!, ¡¡ESE PE EME!!) está con el modo Dragon Khan ON cuando empieza a encontrar sexualmente atractivo de algún modo a casi cualquier elemento del género masculino a su alrededor. Ejemplo práctico de auto-análisis:
¿El chico del videoclub? Ehm, sí, sin duda.
¿El italiano que me atendió en Adecco? Sí
¿El Arguiñano inglés? Por supuesto (lo confieso, he buscado fotos suyas en el Google.)
¿Ese chico de Gijón que sólo ví una vez en mi vida en el día de la presentación? Sí. Al infinito.
¿El amigo francés de tu compi? Pues bueno, sí, tiene un punto.
¿El vicepresidente de la Students Union? Oh, sí, claro, es la erótica del poder.
¿El cocinero australiano del hostel? Yes, yes.
¿Mi ex-vecino macarrilla del hostel? Evidente
¿El americano tontaina de clase de alemán? Por supuesto.
¿El camarero del bar de la universidad? Sí.
¿Alguno de los chicos vascos que trabajan aqui y te invitaron a kalimotxo un día? Sí. Los dos, de hecho.
¿Alguno de los alemanes de tu clase de "habilidades para la negociación"? Brad Pitt, sí. Michael Ballack sí síiiii SIIIIIIIIIIIIII. Bueno y el que hizo conmigo el trabajo de hace dos semanas... Vale, todos menos uno. Ah, mentira podrida. TODOS Y YA.
El desgraciado momento en que me hallo se debe a que la señora de rojo ha decidido, esta vez, tomarse su tiempo para llamar a la puerta. (Que no, que no estoy preñada, que sé yo que a vosotros os gusta el sensacionalismo, pero no es el caso). Así que mi querido SPM (prometo que es la última vez que os lo hago cantar: ¡¡¡ESE PE EME!!! ¡¡¡ESE PE EME!!!) está tendiendo al infinito. La versión Dragon Khan parece haberse relajado y ahora mis esfuerzos están concentrados en sofocar la revolución en cuanto a la Versión Estampida, regodeo C. Brokeback Mountain y El diario de Noah dos noches seguidas. ¿Es normal, si ni siquiera me gustan las pelis de llorar? Ah, malvadas hormonas, ¡¡¡clamo venganza eterna!!! Pero la llevaré a cabo cuando "estos días" hayan pasado. De momento... me voy a comer un poco de chocolate.
Etiquetas: SPM hormonas
Posted by la_filologa ::
3:16 a. m. ::
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