Diario de una filóloga arrepentida

martes, mayo 23, 2006

Te voy a dar yo a tí very disappointed

Anoche cuando apagué la luz, cerré los ojos bien fuerte y me dije: “Duerme mientras puedas, que como las noticias de mañana digan que has supendido el exámen, vas a tener que sacar horas para estudiar eso de debajo de las piedras.” En cuanto puse el pie en la facultad esta mañana, me empezó a entrar el mal rollo, se me cayó un poco del té con limón (bueno, o el sucedáneo de esa bebida que hay en las máquinas) y refunfuñé de camino a clase. Al menos nos reimos un rato con los titulares extraños del Qué! (¿quién redactará ese periódico?) antes de la asignatura del Profe Plasta.
Cada vez que llegaba alguien nuevo a la entrada del aula, me acordaba de que hoy eran los resultados y se me empezaba a poner cara de angustia. Ya con la clase empezada, no fui capaz a enterarme ni de la mitad de la presentación de Cris. Alba happy entró tarde y se sentó en la fila de detrás. Giré la cabeza y vocalicé (parece que con suficiente claridad, porque se enteró a la primera): “¿Estás nerviosa por lo del exámen?” “Sí. Buff.”
En nuestra hora libre, ordenabamos en conjunto los apuntes de literatura mientras yo me tomaba el segundo té del día (única y exclusivamente porque me daba vergüenza pedir una tila). Eramos conscientes de que, en esos mismos momentos, los alumnos del grupo A estaban recibiendo los exámenes. Alba happy y yo, hechas un manojo de nervios, nos dirigíamos hacia la única clase que nos quedaba antes de la hora fatídica cuando Alba iamsogreat (que es del grupo A) nos interceptó a medio camino: “Menganita suspendió.(Menganita es nuestra delegada de clase) Y la profe dijo que estaba very disappointed”. De lo que dedujimos que habría más suspensos. No fuimos capaces de enterarnos de nada en literatura. Alba porque yo no la dejaba y yo porque no paraba de repetir: “Menganita suspendió. Y Menganita es más lista que yo. Voy a suspender. Y, si suspendemos, ¿qué?”
Después de muchos suspiros, caras cada vez más largas y de asaltar de camino al servicio a una compañera que sí había aprobado, entramos y, como dos valientes, a primera fila. Había un total de 8 presentados al segundo parcial. En el primer grupo: 1 suspenso de 3. Sabíamos con certeza que para estar very disappointed se necesitaban más de uno. Nos contó el mismo rollo que a los otros, mientras yo reconocía mi letra y sabía que mi exámen estaba el primero en el montón. Dijo mi nombre, se plantó delante y tardó en entregarme el papel un segundo que me pareció eterno. Me quedo casi conteniendo la respiración y apenas se me cambia la cara. Resoplo y me doy la vuelta antes de que Ana, Cris y Carmen se mueran del infarto, que estaban las pobres casi peor que yo: “Buff. Se me queda un 5 de media”. Resoplido de alivio colectivo. Ana me indica que soy su ídola y Cris, que cambie la cara, que parece que he suspendido. Yo me paso el resto de la clase, durante la cual corregimos el exámen (para que lo vean los que no pudieron ir a parcial), medio ida y no se me acaba de quitar la cara de angustia. No le puedo hacer caso a Cris porque me encuentro hasta mal. Físicamente mal. Enferma, vamos. No sé, mezcla de la acumulación de nervios, del aprobado por los pelos que aún apenas me creo y de que Alba happy, en la mesa junto a la mía, no había aprobado. Durante las siguientes clases estoy mucho más contenta, viendo que mi nunca antes conocida habilidad para la transcripción fonética había reaparecido tras unos días de baja por la tensión del exámen. Hasta llamé a mi madre y a Alba iamsogreat para contárselo. Y ahora… bueno, lo voy digiriendo y ya estoy un poco mejor: como que ya me puedo creer que me he quitado un peso de encima.
Posted by la_filologa :: 5:06 p. m. :: 4 Comments:

Postea un comentario o cotillea los de los demás

---------------oOo---------------