Diario de una filóloga arrepentida

viernes, mayo 04, 2007

Boom, boom, boom

nota informativa: ESTE ES UNO DE ESOS POSTS QUE TANTO OS GUSTAN EN LOS QUE SUFRO HUMILLACIÓN Y DESGRACIA A PARTES IGUALES. Que lo disfrutéis.

Sé muy bien que tengo esto muy abandonado, pero deberíais sentiros muy orgullosos cuando sepáis por qué: estoy totalmente entregada en cuerpo y alma a terminar mis assignments para el lunes. Aquí donde me véis, me ha vuelto la vena responsable. Pero aprovechando que hoy no estoy que me caiga de sueño, aquí va la narración del día D, la fiesta más grande de todos los tiempos en esta mi universidad. Porque llevaba deseando contarlo en el blog desde el primer día que lo ví anunciado, pero quise dejarlo hasta que lo hubiese experimentado en mis propias carnes. La semana pasada se celebró la fiesta de final de curso, conocida como Summer Ball y los artistas invitados fueron... (MUY FUERRRTE, peren) los VENGABOYS. Ese grupo que ayudó a arrimar la cebolleta a tantos y tantos adolescentes en su día y que, a su vez, tantas y tantas clases de aerobic y step lleva amenizando desde Dios-sabe-cuándo. En fin, no hagáis como que no los conocéis, porque yo sé muy bien que os estáis intentando mentir a vosotros mismos. Pero no todo podía ser felicidad, recuerdos y emoción. Nonono, porque fue un día negro para mí.

Todo empezó el día anterior, en la sección de frutería del súper. Mi compi de casa Heidi apareció de nosedónde, susurrando a mis espaldas, cual voz de mi conciencia: "¿Qué te vas a poner mañana?". Y yo, que tenía desde hacía tiempo la tentación de comprarme algo que me gustase mucho para tan magno evento... aguanté el tirón, aunque ya me habían metido el gusanillo en el cuerpo. Tenía la firme decisión de terminar todos mis assignments para Globalización y olvidarme por fin de esa infernal asignatura tras esa tarde. Al día siguiente, en nuestra última clase, la tentación contraatacó en forma de danesa compradora compulsiva: "Mmmm, Belén... ¿qué te vas a poner hoy?". Y yo: "Oh, mierrda, vale, síiii, voy a bajar al centro a comprarme algo, voy a comprarme algooooo, si, síiiiiiiii, esto tiene que ser una señal divina de que debo dejar globlalización para otro día y comprarme algo chulo." NO, MAL, MALA INTERPRETACIÓN. FATAL, ¿EH?
Así que unida a Clara, nos pateamos todas las tiendas habidas y por haber, nada me quedaba bien, todo era demasiado caro o demasiado horrible o me quedaba bien de cintura y mal de culo o mal de culo y bien de cintura, o era pequeño, o grande o con un estampado sacado de un mantel. Total, que acabaron cerrando las tiendas (me caguen esos infernales cierres a las 6 de la tarde) y yo con las manos vacías. Dándonos cuenta de que íbamos con el tiempo justo a arreglarnos (recordemos que aquí servidora vive en una casa con 7 mujeres y una ducha y 4 íbamos al Summer Ball), vemos el bus que nos lleva a casa a lo lejos en la parada. Vamos a buen paso hasta que Clara dice: "¡Que cierran las puertas!", yo acelero y... me pego un hostión en medio de la calle principal de Dublín que hace que unos 20 adolescentes se paren a aplaudirme y vitorearme. Y ahí estaba, sentada, porque caer me caí, pero en una postura bastante cómoda, recogiendo mi dinero del autobús. Clara, que iba delante de mí, se da media vuelta y dice: "¿Qué haces ahí?". "Pues esperando el próximo, no te jode... ¿Tú que crees, alma de Dios?" En fin, que cuando pude dejar de reirme, me levanté, saludé a mi público con una reverencia, y cogimos el siguiente bus, en el que fui descojonada de principio a fin del trayecto, y parte del andado. Clara sólo me suplicaba que tuviese cuidadito de no resbalar en la ducha, porque vaya diíta.

Podría haber acabado así, era más que suficiente gafe para un día, pero como os imaginaréis, no lo hizo. Tras la carga alcoholica en casa de Clara, previa a salir (acabamos buscando en youtube videos de ot1 y haciendonos la coreografía de Lady Marmalade, así estaba la cosa), nos plantamos en el inefable Summer Ball, donde se congregaban la bonita cifra de 2.100 personas. Como os podréis imaginar, hacía falta hacer una ligera cola para pedir en la barra. En mi caso, media hora para pedir una pinta para cada una. El caso es que no se a cuento de qué, iba con un billete de 20 euros en la mano. Llego al camarero tras mucho sudor y codazos y le pido dos sidras. Mientras me las pone, abro la cartera y ¡oh, horror!, el billete no está. Me doy cuenta de que antes lo llevaba en la mano... pero ya no está ahí. Cuando el hombre viene con ellas, aprovecho la confusión para decirle que me cobre una pinta de sidra (para eso tenía dinero), me la cobra, me da la vuelta, y en todo ese proceso, me aparecen el angelito y el diablillo a ambos lados de la cabeza.

- "Sé honesta, le dices a Clara lo que pasó y sin problema, lo comprenderá. Compartís esta pinta entre las dos y ya arreglareis cuentas despues..."
- "Noooooo, no seas boba, que el camarero está atendiendo a diez al mismo tiempo, ya se olvidó de tí y de lo que pagaste. Llévate las dos pintas, llevatelaaaaaaaas, LLEVATELAAAAAS."
- "No, tú no eres el tipo de persona que roba, está mal y tú lo sabes."
- (la vocecilla del diablo, por alguna razón pasa a ser la de Alba iamsogreat) "Llévatelas, idiota, que nadie se va a enterar, que bastante tienes con haber perdido 20 euros y con todas las desgracias de este día. LLÉVATELAS. LLE-VA-TE-LAS."

Y bueno, sí, lo hice, rezando por lo bajini que el camarero no se diese cuenta, aunque si digo la verdad, estaba lo suficiemente feliz de la vida para que me diese igual 8 que 80. Le echo la culpa a haber crecido en un barrio conflictivo y santas pascuas.

Esperaba tener maravillosos documentos gráficos de los VENGABOYS, pero los ví desde taaan lejos que no puedo deciros hasta qué punto están hechos unos vejestorios. Cantaron dos veces aquella de BOOM, BOOM, BOOM, BOOM, I WANT YOU IN MY ROOM..., y un montón más de esas canciones que no eres consciente de conocer, pero las oyes y, mira, enteritas. Shane se empeñó en cogernos en brazos a Clara y a mí por turnos para que pudiesemos verlos en la distancia. Con el alcohol en sangre que los tres llevábamos era cuanto menos peligroso, pero sobrevivimos (aunque Shane casi no podía moverse al día siguiente de las agujetas - ay, ¿quién te mandará bailar mientras tanto?). Y ahora que saco lo del día siguiente... bueno, eso ya es otra historia...
Posted by la_filologa :: 12:32 a. m. :: 8 Comments:

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