Diario de una filóloga arrepentida

viernes, junio 16, 2006

Enamoramientos absurdos III: el taitantos y el desconocido de todos los días

Como ya os había contado, mis crisis de stress derivan hacía la creación de enamoramientos tontos a más no poder, a la par que muy poco duraderos en un universo alternativo chupi-guay-de-piruleta. Y, en pleno periódo de exámenes, no podía faltar un pequeño añadido a la ya empezada clasificación.
Empecemos con algo que nos ha pasado a todas alguna vez en la vida: el desconocido de todos los días. Se trata de ese chico con el que compartes transporte público mañana tras mañana, mes tras mes y que te alegra tantísimo el camino al matadero digo… lugar de estudios o trabajo. La pena es que sólo te acuerdas de él cuando estás montaba en el bus y lo ves abajo ya esperando. Te das un auto-repaso todo lo buenamente que puedes - que tampoco llevas espejo. Desearías haber ido a la peluquería el día anterior para que, cuando él vaya buscando sitio, dar, como que no quiere la cosa, un golpe de melena al más puro estilo de los ángeles de Sunsilk. Como eso ya no va a ocurrir, intentas concentrarte en lo factible: te frotas los ojos con la esperanza de que, al menos, no tengas legañas. Y, ante todo, confias ciegamente en que él, que está perfecto, estupendo, maravilloso y segurísimo que no tiene legañas, haya visto La Bella y la Bestia de pequeño y el mensaje le haya calado. Porque no nos engañemos, recién levantada y tras frotarte los ojos, no estás en el momento más sexy de la historia. Y él SIEMPRE te ve así.
En segundo (y último, por hoy) lugar tenemos a otro clásico de los enamoramientos absurdos: el “tienes taitantos, pero contigo podría hacer una excepción”. Ahí están todos esos hombres que, por edad, no están en nuestra franja normal de gusto, pero tienen un nosequé que queseyó que hace que te dé completamente igual. Hay a quien le ocurre ésto en la vida real, pero ya sabeis que para que yo incluya algo entre mis “enamoramientos absurdos” tiene que tratarse de un asunto completamente imaginario, estúpido y meramente irreal. Así que ahí va lo mío (quizá algunos lo veaís como una sub-categoría dentro del “enamoramiento catódico“, pero yo creo que se merece una categoría aparte): últimamente he descubierto y, para mi sorpresa, me he reafirmado en que me pone Julio Salinas. Sí, sí, así, como suena. El otro día apareció haciendo un monólogo en El Club de Flo en La Sexta que, por cierto, fue bastante malo: parecía el de bricomanía improvisando un armario. Encima, va a pillarme el marrón del mundial en medio de esta pasión recién descubierta, y con él de comentarista. En fin, que entre tener de fondo esa voz tan masculina, con ese acento del norte y eso de que durante el primer partido recordara su época en el Sporting, decidí que mejor los veo en cuatro. Porque me desconcentra del partido y, ya veis que tontería, con Maradona no tengo ese problemilla. Julito Salinas, joder. QUÉ FUERTE.
Posted by la_filologa :: 9:32 p. m. :: 4 Comments:

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